Mujeres que corren con los lobos - Cuento 11



Las diosas obscenas

Hay un ser que habita en el subsuelo salvaje de la naturaleza femenina. Reacciona a los estímulos sensoriales: la música, el movimiento, la comida, la bebida, la paz, el silencio, la belleza, la oscuridad. Este aspecto de la mujer es el que posee calor, el calor de la mujer no es un estado de excitación sexual sino un estado de intensa conciencia sensorial que incluye su sexualidad, pero no se limita a ésta. Hay un aspecto de la sexualidad de las mujeres que en la antigüedad se llamaba lo obsceno sagrado. Había en las antiguas culturas femeninas unas diosas de la obscenidad así llamadas por su ingenua y, sin embargo, astuta lascivia. Pero el lenguaje, por lo menos en castellano, dificulta enormemente la comprensión de las "diosas de la obscenidad" como no sea en términos vulgares. Lo obsceno no es vulgar en absoluto sino que más bien se parece a una especie de criatura de naturaleza fantástica que uno quisiera tener por amiga y cuya
visita desearía con toda el alma recibir. La importancia de estas antiguas diosas de la obscenidad quedaba demostrada por su capacidad de soltar lo que estaba demasiado tenso, borrar la tristeza, provocar en el cuerpo una especie de humor
que no pertenece al intelecto sino al cuerpo y mantener expeditos estos canales.

Baubo: La diosa del vientre

Baubo era una diosa de la antigua Grecia, la llamada "diosa de la obscenidad" era una de las más seductoras y pícaras divinidades del Olimpo.

Deméter, la diosa de la tierra, tenía una hija llamada Perséfone, quien fue secuestrada por Hades mientras jugaba en un prado. Hades surgió de la tierra en un carro negro y se llevó a Perséfone a su reino subterráneo. Los gritos de Perséfone se escucharon por toda la tierra, pero luego todo quedó en silencio. Desesperada, Deméter comenzó a buscar a su hija por todos lados sin éxito, y en su dolor, maldijo la tierra, haciendo que todo se marchitara y nada creciera.

Durante su búsqueda, Deméter se encontró con Baubo una bailarina francamente prodigiosa, pues no tenía cabeza, sus pezones eran sus ojos y su vulva era su boca. Era una figura cómica que la hizo reír con sus historias y danzas, lo que le devolvió la esperanza y la energía. Con la ayuda de Baubo, Hécate y Helios, Deméter finalmente encontró a Perséfone y la recuperó. Con el regreso de Perséfone, la tierra volvió a florecer y la vida renació.

Este cuento no solo habla de "figuras de la fertilidad", sino que también representa sensibilidades y expresiones únicas en todo el mundo. Los pechos y lo que se siente en el interior de estas sensibles criaturas, los labios de la vulva, provocan sensaciones que solo una mujer puede conocer plenamente. La risa del vientre es una de las mejores medicinas que pueda tener una mujer. Las mujeres necesitan vivir de vez en cuando en una atmósfera exclusivamente femenina, ellas solas o con otras mujeres. La pequeña diosa del vientre, Baubo, nos muestra que un poco de obscenidad puede ayudar a superar una depresión. Ciertas clases de risa, provenientes de relatos que las mujeres cuentan, a menudo subidos de tono y rayando el mal gusto, sirven para despertar la libido y reavivar el interés por la vida. La diosa del vientre y la risa del vientre es lo que las mujeres buscan para reavivar su espíritu.

Coyote Dick

Había una vez un tal Coyote Dick, una criatura ingeniosa y tonta a la vez, siempre hambriento y gastando bromas para conseguir lo que quería, cuando no estaba durmiendo. Un día, mientras dormía, su miembro se cansó y decidió irse de juerga solo. Se despegó y empezó a brincar camino abajo, adentrándose en un bosque donde cayó en un ortigal, gritando de dolor.

El alboroto despertó a Coyote Dick, quien al notar la ausencia de su miembro, corrió tras él. Finalmente, lo encontró en medio de las ortigas, lo sacó cuidadosamente y lo volvió a colocar en su sitio. La moraleja es que las ortigas provocan picazón permanente en el miembro de Coyote Dick. Por eso, los hombres tienden a acercarse a las mujeres con la excusa de rascarse, debido a esta picazón universal desde la primera vez que el miembro de Coyote Dick escapó.



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