Mujeres que corren con los lobos - Cuento 3



El rastreo de los hechos: La recuperación de la intuición como iniciación


  1. La muñeca en el bolsillo: Vasalisa la Sabia

Vasalisa es un viejo cuento ruso que habla sobre la iniciación femenina en el que se han perdido algunos huesos esenciales. Cuenta la historia de Vasalisa y como su mamá en su lecho de muerte le entregó una muñeca, debía darle de comer y ésta le ayudaría si le preguntaba algo. Su padre se volvió a casar con una viuda y sus dos hijas, quienes eran malvadas con Vasalisa, un día le mandaron a buscar fuego donde la bruja Baba Yagá con la intención de que la matara. Eso hizo, y la bruja muy temible le mandaba a hacer tareas domésticas casi imposibles de completar en una noche, pero la muñeca le ayudaba con eso y le guiaba al preguntar o responder a la bruja. La bruja aunque con mala cara aceptó el cumplimiento de los trabajos, le dejó ir con fuego para su casa debido a que Vasalisa le comentó que tenía la bendición de su madre y ella no quería eso en su casa. Luego el fuego llameante dentro de una calavera observó a su madrastra y hermanastras y se las devoró.

Después nos hablan sobre características de la psique de una mujer que debe pasar por un proceso de iniciación al cumplir tareas determinadas:

Primera tarea: Dejar morir a la madre demasiado buena

En el cuento el proceso de iniciación empieza cuando la buena y querida madre se muere. Ya no está allí para acariciar el cabello de Vasalisa. En toda nuestra vida como hijas, llega un momento en que la buena madre de la psique -la que nos había sido útil anteriormente- se convierte en una madre demasiado buena que, en su exagerado afán de protegernos, empieza a impedirnos responder a los nuevos retos, obstaculizando con ello un desarrollo más profundo. Aceptar que la solícita madre psíquica perennemente vigilante y protectora no es adecuada como guía central de la propia vida instintiva futura. Emprender las tareas de actuar con autonomía y desarrollar la propia conciencia del peligro, la intriga y la política. Ponerse en guardia por sí misma y para sí misma. Para que podamos proseguir nuestro desarrollo, hay que cambiar la solícita madre interior que nos era beneficiosa en nuestra infancia por otra clase de madre, una madre que habita en los más hondos desiertos psíquicos y es no sólo una escolta sino también una maestra, una madre afectuosa, pero también severa y exigente.

Segunda tarea: Dejar al descubierto la tosca sombra

La madrastra y las hermanastras representan los elementos subdesarrollados pero provocadoramente crueles de la psique. Se trata de los elementos de sombra, es decir, de unos aspectos de la personalidad que se consideran indeseables o inútiles y que por esta razón se relegan a las tinieblas. Por otra parte, el oscuro material negativo -el que con tanto afán se dedica a destruir u obstaculizar la nueva vida también puede utilizarse en beneficio propio tal como veremos más adelante. Cuando estalla y nosotras identificamos finalmente sus aspectos y sus orígenes, adquirimos más fuerza y sabiduría.

Tercera tarea: Navegar a oscuras

El legado de la madre muerta, la muñeca de Vasalisa, procede de las reservas de la Vieja Madre Salvaje. Las muñecas son uno de los simbólicos tesoros de la naturaleza instintiva. En el caso de Vasalisa, la muñeca representa la vidita, la fuerza vital instintiva, feroz y resistente. Por muy grande que sea el embrollo en el que nos encontremos, ésta sigue viviendo oculta en nuestro interior. Guía a Vasalisa a través de la oscuridad hasta la casa de Baba Yagá. Las tareas psíquicas de esta fase: Acceder a adentrarse en el lugar de la pro funda iniciación (entrar en el bosque) y empezar a experimentar el nuevo numen de la posesión de la capacidad intuitiva, percibido por la mujer como peligroso. Aprender a desarrollar la percepción del misterioso inconsciente y confiar exclusivamente en los propios sentidos internos. Aprender el camino de regreso a la casa de la Madre Salvaje (siguiendo las instrucciones de la muñeca). Aprender a alimentar la intuición (dar de comer a la muñeca). Dejar que la frágil doncella ignorante se muera un poco más. Desplazar el poder a la muñeca, es decir, a la intuición.

Cuarta tarea: El enfrentamiento con la Bruja Salvaje

En esta parte del cuento, Vasalisa se enfrenta cara a cara con la Bruja Salvaje. Las tareas de este encuentro son las siguientes: Poder resistir la contemplación del rostro de la temible diosa salvaje sin temblar, es decir, poder enfrentarse con la imago de la madre feroz (la reunión con la Baba Yagá). Familiarizarse con el arcano, lo extraño, la "otredad" de lo salvaje (vivir durante algún tiempo en la casa de Baba Yagá). Incorporar a nuestras vidas algunos de sus valores, convirtiéndonos con ello en unos seres un poco raros en el buen sentido (comiendo su comida). Aprender a enfrentarnos con un gran poder, con el de los demás y posteriormente con el nuestro. Dejar que muera un poco más la frágil niña demasiado dulce. La casa de la Yagá pertenece al mundo instintivo y que Vasalisa necesita aumentar la presencia de este elemento en su personalidad. Esta casa camina con sus patas de gallina y evoluciona en una especie de danza saltarina. La casa está viva y rebosa de entusiasmo y de alegría vital

Quinta tarea: El servicio a lo irracional

En esta parte del cuento Vasalisa le ha pedido fuego a Baba Yagá y la Yagá accede a dárselo, pero sólo en el caso de que, a cambio, ella se preste a hacerle algunas tareas domésticas. Las tareas psíquicas de esta fase de aprendizaje son las siguientes: Quedarse con la bruja, aclimatarse a los grandes poderes salvajes de la psique femenina. Comprender su poder (el propio poder) y el de las purificaciones interiores; limpiar, clasificar, dar de comer, construir energías e ideas (lavar la ropa de la Baba Yagá, guisar para ella, limpiarle la casa y clasificar los elementos). Baba Yagá, la Madre Salvaje, es la maestra a la que podemos recurrir en estas cuestiones. Ella enseña cómo ordenar la casa del alma. Infunde en el ego un orden alternativo, en el que la magia puede ocurrir, la alegría es posible, el apetito permanece intacto y las tareas se llevan a cabo con placer. Baba Yagá es el modelo de la fidelidad al Yo. Enseña la muerte y la renovación.

Sexta tarea: La separación entre esto y aquello

Baba Yagá impone a Vasalisa dos tareas muy difíciles. Las tareas psíquicas de una mujer son las siguientes: Aprender a separar una cosa de la otra con el mejor criterio posible, aprender a establecer sutiles distinciones de juicio (separando el maíz añublado del bueno y sacando las semillas de adormidera mezcladas con un montón de tierra). Observar el poder del inconsciente y su funcionamiento incluso cuando el ego no es consciente de ello (los pares de manos que aparecen en el aire). Aprender algo más acerca de la vida (el maíz) y la muerte (las semillas de adormidera). La clasificación a la que se refiere el cuento es la que se produce cuando nos enfrentamos con un dilema o una pregunta, pero casi nada nos ayuda a resolverlo. Sin embargo, si lo dejamos reposar y regresamos más tarde, es posible que nos encontremos con una buena respuesta allí donde antes no había nada.

Séptima tarea: La indagación de los misterios

Una vez completadas con éxito sus tareas, Vasalisa le hace a la Yagá unas cuantas preguntas muy acertadas. Las tareas de esta fase son las siguientes: Preguntar y tratar de aprender algo más acerca de la naturaleza de la Vida/Muerte/Vida (éste es nuestro ciclo, nuestra especial percepción de lo profundo femenino) y de sus funciones (Vasalisa hace preguntas acerca de los jinetes). Aprender la verdad acerca de la capacidad de comprender todos los elementos de la naturaleza salvaje ("saber demasiado puede hacer envejecer prematuramente a una persona")

"Las Mujeres del Agua" de nuestra familia. Me dijo que a la orilla de todos los lagos vivía una joven que tenía las manos viejas. Su primera misión era infundir tüz -algo que se podría traducir como alma o "fuego espiritual"- en docenas de preciosos patos de porcelana. Su segunda misión era darles cuerda con unas llaves de madera insertadas en las plumas del dorso. Cuando se les acababa la cuerda, los patos se caían y sus cuerpos se rompían y entonces ella tenía que abanicar con su delantal a las almas que salían para enviar las al cielo. Su cuarta tarea era volver a infundir tüz en otros preciosos patos de porcelana, darles cuerda y liberarlos hacia sus vidas... La infusión de tüz en nuestras ideas, nuestras vidas y las vidas de los que se relacionan con nosotros es nuestra tarea. El envío del alma hacia su hogar es nuestra tarea. La liberación de una lluvia de chispas que llenan el día y crean una luz que nos permite encontrar el camino a través de la noche es nuestra tarea.

Octava tarea: Ponerse a gatas

Baba Yagá, molesta por la bendición que la difunta madre de Vasalisa ha otorgado a la niña, le entrega la luz -una terrorífica calavera en lo alto de un palo- y le dice que se vaya. Las tareas de esta parte del cuento son las siguientes: Asumir un inmenso poder para ver e influir en los demás (la recepción de la calavera), contemplar las situaciones de la propia vida bajo esta nueva luz (encontrar el camino de vuelta a la vieja familia putativa).

A la Yagá no le molesta la bendición en sí sino más bien el hecho de que ésta proceda de la madre excesivamente buena; la madre amable, buena y cariñosa de la psique. Si la Yagá es fiel a sus principios, no puede tener excesivo interés en acercarse mucho ni durante demasiado tiempo a la faceta demasiado conformista y sumisa de la naturaleza femenina. Aunque la dulzura puede encajar en lo salvaje, lo salvaje no puede encajar durante mucho tiempo en la dulzura. Cuando las mujeres asimilan este aspecto de la Yagá, dejan de aceptar sin discusión todas las bobadas, todos los comentarios mordaces y todas las bromas e insinuaciones que les dirigen. Para distanciarse un poco de la dulce bendición de la madre demasiado buena, la mujer aprende poco a poco no simplemente a mirar sino a mirar con desprecio, a mirar fijamente y a tolerar cada vez menos las imbecilidades de los demás.

Novena tarea: La modificación de la sombra

Vasalisa regresa a casa con la espantosa calavera ensartada en un palo. Está a punto de arrojarla lejos de sí, pero la calavera la tranquiliza. Una vez en casa, la calavera contempla a la madrastra y a las hermanas tras y las abrasa hasta dejarlas convertidas en cenizas. Y, a partir de entonces, Vasalisa vive una larga y satisfactoria existencia. He aquí las tareas psíquicas de esta fase: Utilizar la agudeza visual (los ardientes ojos) para identificar las sombras negativas de la propia psi que y/o a los aspectos negativos de las personas y los acontecimientos del mundo exterior, y para reaccionar ante ellos. Modificar las sombras negativas de la propia psique con el fuego de la bruja (la perversa familia putativa que antes había torturado a Vasalisa se convierte en ceniza), Vasalisa sostiene la temible calavera en alto mientras avanza por el bosque y la muñeca le indica el camino de regreso. "Sigue por aquí, ahora por aquí." Y Vasalisa, que antes era una dulce criatura de ojos azules, es ahora una mujer que camina precedida por su poder.

Ahora Vasalisa lleva la llama de la sabiduría; posee unos sentidos despiertos. Puede oír, ver, oler y saborear las cosas y tiene su Yo. Tiene la muñeca, tiene la sensibilidad de la Yagá y tiene también la temible calavera.


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